Aunque hoy en día utilizamos esta palabra sin connotaciones religiosas, lo cierto es que “ojalá” proviene de la frase árabe “si Dios quisiera” (لو شاء الله – que leído sería algo así como “law sha’a Allah”).
Como podrás imaginar, llegó a España de la mano de los musulmanes que se asentaron durante ocho siglos en la península ibérica y, al igual que ocurrió con muchos otros vocablos de nuestra lengua, fue amoldándose a nuestra pronunciación hasta crear el término actual.